La importancia de lo contemporáneo...

24 de diciembre de 2022

LA IMPORTANCIA DE LO CONTEMPORÁNEO EN LAS ARTES ESCÉNICAS ACTUALES EN MÉXICO

“El teatro es un arte completamente singular,
ya que este arte tiene un nexo inmediato 
con un público vivo”
Alain Badiou.


Atanasio Cadena.
Cuando algo nuevo se abre ante nosotros, uno de los problemas que surge resultado de un mecanismo de defensa como intento para protegernos de aquello que desconocemos y que, finalmente, nos confronta con nosotros mismos, es el miedo: miedo al cambio, miedo a no comprender qué es a lo que nos estamos enfrentando, miedo a que el sentido primigenio se tergiverse y que olvidemos el camino ya trazado, miedo al olvido; sin embargo, lo contemporáneo en las artes escénicas es una respuesta (una de tantas) a las necesidades de hoy día y que toma en cuenta las necesidades actuales desde la realidad actual en la que vivimos día con día. Tanto discurso, proceso, metodología como estética son el fruto de un diálogo que intenta romper la verticalidad que ciertos tipos de formas clásicas ejercen desde sus modelos de producción tanto en el creador como en el receptor.

Si a esto le sumamos el desconocimiento del término, el miedo está asegurado ya que las lagunas existentes sobre qué es lo contemporáneo y cómo podemos acercarnos a ello imposibilitan una comprensión cabal y total de las implicaciones que lo contemporáneo contiene en sí, por lo tanto esta reflexión intenta sumar una voz a las ya existentes para empezar a crear un modelo del cual partir a fin de aclarar ciertas dudas, pero también para poder observar más detenidamente las nuevas corrientes en México que se están abriendo paso en medio en la escena mexicana.

Primeramente, empecemos por entender qué es lo contemporáneo desde su origen, lo cual etimológicamente nos habla de su carácter temporal, es decir, que es todo aquello que corre a la par de su tiempo. Este sentido ya crea un problema grave a resolver ya que tendríamos que pensar que todo teatro contemporáneo es aquel que se realiza en nuestro tiempo presente, lo cual no nos da carácter alguno sobre su sentido y nos pierde, porque esto nos llevaría a afirmar que todo teatro que se realiza en la actualidad es contemporáneo, lo cual confunde más de lo que aclara.

Por lo tanto, dentro del teatro ¿cómo poder distinguir aquello que es contemporáneo a diferencia de lo clásico? Si partimos que aquello que es contemporáneo se opone a lo clásico, entonces podemos llegar a entender que toda forma contemporánea en las artes escénicas es aquello que rompe las reglas clásicas que han intentado fijar el sentido de lo teatral desde una relación espejo con lo real, abriendo paso a nuevas realidades desde narrativas que pluralizan las formas para acceder al teatro. No hay que olvidar que, ante todo, el teatro es un acontecer y que, en tanto fenómeno del presente, las necesidades para que dicho suceso acontezca se dan desde un sistema codificado que es particular, creando un sentido propio y una estética particular.

De igual forma, se da una distancia entre teatro y texto, es decir que no todo el teatro es posible concebirlo como resultado directo de una relación dialéctica entre texto y escena, abriendo paso a una multiplicidad de formas dadas por la experimentación de lo teatral a través de diferentes procesos narrativos que incluyan no solamente la palabra como único dispositivo de comunicación en la escena.

Lo anterior ya nos invita a pensar la noción de contemporáneo, no desde una singularidad, sino desde pluralidades que nacen como resultado de realidades específicas. Hablamos pues de formas que incluso pueden llegar a oponerse entre sí pero que cada una de ellas posee una respuesta en contestación de ciertos aspectos de la realidad en la que vivimos. Por ejemplo, cada espectáculo se vuelve resultado de un proceso particular que no puede ser repetible a nivel de creación y que eso da como resultado una diversidad de formas como lo son: el teatro inmersivo, el teatro documental, el teatro posdramático, el teatro de objeto, el teatro-danza, etc.

De igual forma, no hay que olvidar que todos los cambios que hemos vivido como humanidad a través de las transformaciones paradigmáticas anteriores se han dado a través del rompimiento de las estructuras hegemónicas que les anteceden y que han sido respuesta frente a la ineficacia de modelos que ya no los representan más. Se vuelve casi un proceso natural el interrogarse sobre nuevas vías de respuesta hacia las preguntas que fundan nuestros cimientos en tanto humanidad. Finalmente, el cuestionamiento a lo establecido siempre ha sido sinónimo de sumar voces para acceder a otros espacios del conocimiento, sin olvidar que nada es fijo, sino que se transforma creando nuevas posibilidades.

En el teatro, podemos mencionar actualmente casos como el de Castellucci, quien rompe la idea de texto = teatro, creando dispositivos que rompen la narrativa clásica y que exploran sobre la imagen y el sonido como detonador en el espectador. Otro caso particular es el de Jan Fabre, quien propone un rompimiento de la teatralidad a través de una transversalidad entre diferentes disciplinas, dando como resultado un diálogo performático entre los creadores. Asimismo, podemos observar el trabajo de Christiane Jatahy quien mezcla realidad y ficción a través de la multimedia desde falsos documentales que rompen las fronteras entre presencia y ausencia, haciendo copartícipe a los espectadores de esta unión espectacular.

En México, podemos observar el caso de lagartijas tiradas al sol que discute desde la escena la realidad política y social en la que vivimos desde aspectos documentales, haciendo del documento un espacio de lo vivo. Asimismo, Alberto Villarreal ha creado un acercamiento personal escénico desde ciertos aspectos posdramáticos que han dado pie a replantearnos nuevos caminos a recorrer desde estéticas que abren el sentido de lo literal para hacer del espectador un invitado más a la creación. Otro caso es el Sixto Castro que cada vez más se aleja de una narrativa lineal dándole paso al cuerpo como posibilitador de una experiencia radical y violenta desde la creación de imágenes que rompen con una relación directa con lo real, y que, paradójicamente, dotan la escena de una potencia de realidad creada, en ocasiones, desde espacios inmersivos.

Todos los ejemplos anteriores comparten varios elementos en común, pero uno que surge a primera vista es el de la interdisciplinaridad, sin embargo, ¿a qué nos referimos con este término que ha sido empleado muy a menudo de manera indiscriminada? 

De entrada, el prefijo inter nos habla de una yuxtaposición de áreas que se superponen unas con otras, dando como resultado una relación ramificada entre ellas, es decir que las fronteras y límites de cada disciplina se comunican entre sí sin dejar de perder su propia identidad; finalmente se vuelve un espacio comunicante entre cada una de ellas en pro de crear un universo pluralizado e hibridado. 

Por otro lado, la realidad receptiva del espectador actual ha cambiado de manera cada vez más vertiginosa, ya que su realidad sensorial y sensible se encuentra supeditada a una realidad virtual al interior de nuestro cotidiano. Esto da como resultado una dispersión desde lo sensorial como consecuencia de un proceso discriminativo que ordena, jerarquiza y suprime aquello que le impide una lectura propia sobre lo que está aconteciendo en la escena. De igual modo, y en tanto que el teatro es un hecho colectivo que depende de una sinergia entre creador y espectador, los receptores necesitan ser tomados en cuenta al interior de la creación como parte medular del sentido que compone el fenómeno escénico y ya no solo desde esta división espacial.

Por lo tanto, mirar lo contemporáneo es mirar la realidad y asumirla, tanto desde sus modelos de producción como desde sus condicionantes sociales; es devolverles a las artes escénicas su espacio primario y primitivo, aquel que confronta al sujeto al misterio de su presencia en su tiempo y su espacio desde una mitología actual, es moverse de lugar para observar/se desde otro espacio. Finalmente, somos materia determinada por nuestra espacialidad y nuestro tiempo.

Atanasio Cadena
Director, actor, investigador,
traductor y maestro del Centro
Universitario de Teatro en la UNAM.